DISCURSO DE PRESENTACIÓN DE
FUERZA DEMOCRÁTICA


 

 

 

 

Ciudadanas y ciudadanos: 


Simón Bolívar, el Libertador de América, nos decía a los americanos, cuando veían muy difícil que su lucha fuera coronada por el éxito, que Dios le concede el triunfo a la constancia. Hoy, nosotros, peruanos, podemos decirle que hemos escuchado su mandato y que en el Perú, a pesar de los avatares de la dictadura, a pesar de la improvisación en que se llevó y se sigue llevando a cabo el tránsito de la desmoronada autocracia a una democracia apenas zurcida de la desestructuración a la que la satrapía la condujo, hemos tenido la suficiente perseverancia para culminar con la inscripción de un partido que por sus raíces, por las luchas en las que se ha fraguado, por los principios que ha abrazado y, sobre todo, por la determinación y la calidad de sus integrantes, está llamado a ser, dentro de poco, uno de los partidos más importante del Perú.

Gracias, entonces, a Ángel Delgado, nuestro Secretario General y en la persona de él a todos Ustedes por la tenacidad demostrada, porque no bajaron los brazos ni ante las amenazas de quienes usaron la fuerza para esclavizar a un pueblo, ni se rindieron ante los halagos de los corruptos que creen que todo pueden comprarlo con dinero o con el engrandecimiento del ego tan proclive a ser el talón de Aquiles de los políticos. Gracias porque tuvieron un corazón grande para amar a un pueblo que necesitaba de ese amor severo de quien no consiente con la mentira ni la demagogia. Gracias porque tuvieron un corazón fuerte para luchar durante casi diez años en medio de la mayor adversidad. 

Mientras otros se llenaban de dinero o de titulares de periódicos y canales comprados por la dictadura, Uds. supieron mantenerse en el silencio ominoso de quien sabía que por sus virtudes no podía combatirlos en campo abierto y en debate público y decidieron entonces silenciarlos por varios años. Mientras otros participaban en los fuegos de artificio de la dictadura, sometiéndose a sus "elecciones" y consintiendo en aparecer como una oposición para que pudieran presentar al mundo una parodia de democracia donde esa supuesta oposición lo llamaba Presidente, Uds. supieron mantener las verdades esenciales del sistema de libertades y rechazaron en gesto altivo la sumisión a la que día a día nos invitaba esa sociedad en la que muchos confundidos y otros aprovechados, habían decidido rendirse.

Ese coraje, esa tenacidad, ese tesón, ese compromiso con los ideales democráticos, es el mejor capital de este partido que nace. Gente que no se doblegó ni a la riqueza ni a la fuerza nos garantiza que tendremos el suficiente coraje para participar en el fortalecimiento, en el sostenimiento y en la defensa de la democracia.

FUERZA DEMOCRÁTICA nace de una generación que insurgió cuando los partidos del siglo XX, colapsaron al soplo de la autocracia que los atacó y los sindicó como culpables de los males de la violenta situación que atravesaba el país y los hizo sumirse en un gran complejo de culpa que los paralizó. Todo ello desmoronados por su negativa a modernizarse en las últimas décadas, tanto en métodos como en dirigencias, en análisis político y en procesamiento de los datos que nos ofrecía la realidad.

Muchos de nosotros, desde la sociedad civil, debimos entonces inventar el FORO DEMOCRÁTICO, como demostración que los peruanos no habíamos perdido la fe en la democracia, que creíamos que la peor democracia era mejor que la mejor de las dictaduras, y que más allá de todos los cantos de bonanza que entonaban los corifeos de la autocracia, no había ningún futuro para un país si hipotecaba su libertad de autodeterminar su destino a través del voto popular libre, de la competencia ideológica, del debate abierto y de la transparencia en el proceder de quienes están en el poder.

Por eso es que, desde esa organización pusimos en jaque a la dictadura. Cambiamos la correlación de fuerzas. Hicimos entender que al sátrapa se le podía vencer. Enfrentamos duramente a quien no respetó al pueblo peruano, porque no estábamos dispuestos a entregar sumisión a quien sólo mandaba con mentiras e insolencias. 

El FORO DEMOCRÁTICO, la justicia histórica lo reconocerá, fue el crisol donde se forjó y donde se desarrolló la auténtica lucha contra la dictadura. La que a través de la gesta por el Referéndum puso a la defensiva a quienes se creían invencibles. Y de esa madera venimos nosotros. No es por eso extraño que hoy estén en FUERZA DEMOCRÁTICA un grueso contingente de esos luchadores y muchísimos de los jóvenes que en todo el país forjaron y formaron el FORO UNIVERSITARIO con su gran articulador, Melquíades Monzón. 

Esos luchadores y esos jóvenes entendieron que es en un proyecto donde siempre se dio espacio a la discusión libre y a la democracia interna como sistema para la marcha de las organizaciones sociales, como se puede forjar un partido moderno en el siglo XXI. Y por eso están aquí, en esta nueva etapa, integrados plenamente a nuestro partido y compartiendo, hoy como ayer, la esperanza de poder alcanzar, una sólida mejoría para nuestra Nación.

¿Por qué nos hemos bautizado como FUERZA DEMOCRÁTICA? Porque los avatares históricos en los cuales nos forjamos nos indicaron que la democracia en sí ya no es sólo un sistema de gobierno, sino un estilo de vida. Un conjunto de valores que representan, desde la reaparición nítida del sistema hacia la segunda mitad del siglo XVIII, la misma dignidad del ser humano, con su libertad, su igualdad, el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad.

Porque en la democracia se puede convivir entre gente que piensa distinto y se puede alcanzar un desarrollo pacífico sin que los peruanos nos matemos o nos excluyamos unos a los otros. Porque esos valores son, precisamente, los que contienden con la prédica de aquellos que ponen por delante de la vigencia de los derechos humanos una supuesta eficiencia económica aunque ella este preñada de injusticia por todas partes.

Porque en la democracia el gobierno debe ser una vitrina donde la transparencia sea el modo de proceder normal de los dirigentes. Donde el pueblo, como titular del poder pueda escrutar todo aquello que los elegidos hacen en su nombre y porque el secreto, el arcano, sólo contribuye a la desconfianza sobre cuya base no se puede gobernar. En este sistema nadie puede sentirse atacado cuando se le pide que explique sus actos ni cuando se le exija que exhiba los documentos que ha firmado para comprometer a la Nación toda.

Fuerza, porque la democracia es un sistema de gobierno que por recibir su legitimación del mismo pueblo, no puede ser un campo abierto al desorden, sino un sistema que permita la conducción en orden de una Nación. Una auténtica democracia debe ser enérgica pero justa. En una auténtica democracia se debe de respetar la voz de la sociedad que produce un mandato por cierto tiempo para que las personas que se han elegido conduzcan al país, sin propasarse de los límites que se fijan en la Constitución, a la obtención de las metas que le propusieron durante el proceso de postulación a los cargos que luego ocupan. La democracia moderna debe ser una democracia con energía.

Le pusimos FUERZA DEMOCRÁTICA, además, porque la pretensión de la dictadura fue que a través de este sistema no se podía combatir al terrorismo ni detener la inflación, ni darle orden al país. Sostenían que sólo a través del abuso que proyectaban con su alegada "mano fuerte" se le podía dar seguridad al país. Eso, obviamente, era y es falso. Los países más desarrollados y más ordenados del mundo, los más seguros, responden al sistema democrático. Nosotros, por ello, quisimos demostrar que la Fuerza de la democracia, que nace del espíritu de libertad de cada ser humano, puede hacer eso y mucho más. Puede incorporar en la esperanza a un pueblo, puedo enrolarlo en un activismo cívico que puede dar al traste y vencer, como venció, a quienes desde 1992 se alzaron a la mala con el poder y el dinero del país.

Así nació FUERZA DEMOCRÁTICA y así decidió lanzarse a la vida pública cuando después de asesinado el referéndum, los que figuraban como personajes del régimen autocrático en el rol de oposición, no entendieron que era necesario mantener un frente unido para derrocar a la dictadura. Dado el éxito que tuvo el FORO, desoyeron su propuesta para ir a elecciones primarias que garantizaran la continuación del anhelo nacional unitario de acabar con la satrapía y decidieron tratar de aprovechar ese momento por su cuenta, sin calibrar para nada que no entendían el proceso porque ni siquiera habían participado en él. Varios, de hecho, de los que hoy son candidatos a alcaldes, habían loado a Fujimori y se habían opuesto, hasta con su policía municipal, a la tarea que en calles y plazas la ciudadanía llevaba a cabo para llegar a la casi imposible meta del millón doscientas cincuenta mil firmas exigidas para que se llevara a cabo el referéndum. 

Frente a esa ceguera, fue necesario imaginar un partido nuevo que no tuviera como único horizonte el interés electoral de sus inamovibles dirigentes. El Perú necesitaba un nuevo canal y los peruanos que hoy anunciamos el nacimiento de FUERZA DEMOCRÁTICA, queremos compartir con Uds. ese nuevo panorama. 

Nuestro partido se nutre de las ideas humanistas, de los valores cristianos y de una profunda vocación solidaria y de justicia social. Esas ideas se reúnen en un cuerpo doctrinario que en el mes de agosto será entregado por escrito al país, en un libro que compendie este pensamiento que hemos ido forjando en una auténtica síntesis creativa, durante todo este tiempo de lucha.

El Perú está en mala situación, pero no está perdido. Aunque algunos parecen cansados de luchar, nosotros apostamos con firmeza por la institucionalidad democrática. Por eso vamos a comenzar hoy día, recitando nuestro credo democrático, aquellas que son nuestras ideas básicas que ya el Perú debe conocer y las que invitamos a compartir a todos los peruanos:

Creemos en la supremacía de la persona humana y que el propio Estado debe promoverla y protegerla. Creemos en la plena vigencia de los derechos humanos, componente esencial de la democracia reaparecida en el siglo XVIII con los grandes pensadores occidentales y asumida como modelo por todas las Constituciones que nos dimos los peruanos desde 1823. Creemos en que los valores de libertad, igualdad, pluralismo, tolerancia y solidaridad deben presidir nuestros afanes cívicos. Creemos en la inmensa potencialidad del ser humano, infinita como su creador, y por lo mismo estimamos que las diversas actividades que se realiza en la sociedad deben de partir de su iniciativa, en lo político, en lo económico, en lo cultural.

Creemos en la justicia social, en que los hombres no pueden ser condenados por sus propios congéneres a vivir en la precariedad, especialmente cuando ello se presenta simultáneamente con una extrema desigualdad en la distribución de lo bienes de una Nación. Creemos que el Estado debe procurar el desarrollo de un piso mínimo sobre el cual cada ser humano pueda desenvolver sus propias capacidades. 

Creemos en que el poder nace del pueblo y se desarrolla fecundamente a través de los canales del sistema democrático. Creemos en la división de poderes, tanto entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, como en los demás poderes constitucionales, y especialmente en el poder municipal y regional. Creemos en un país de ciudadanos, no de individuos, ni de súbditos. Creemos en un sistema de gobierno en que la razón asuma un papel de privilegio, porque a través de la razón se garantiza la previsibilidad y la seguridad de las personas. Creemos en un sistema ordenado de gobierno en el que la actitud de los gobernantes que han recibido un mandato popular como consecuencia de planteamientos claros, no sea una de debilidad desintegradora de la sociedad y caldo de cultivo de la ingobernabilidad. Creemos en una democracia con energía. Creemos en que quienes mandan en un país deben responder por lo que se comprometieron a realizar y por la dirección hacia la que conducen al país, que debe ser coherente con las alocuciones y los textos que oralizaron o escribieron cuando eran sólo candidatos. Creemos en la transparencia en el desarrollo de la actividad pública y creemos en que es posible la participación política sin ceder a la tentación de la corrupción, a la que combatiremos en toda escala.

Creemos en un estado donde se respete la dignidad de los trabajadores, donde no se obligue a las personas a prestar servicios en condiciones infrahumanas o abusivas. Creemos que los trabajadores, creadores fundamentales de la riqueza y la cultura, tienen derecho a una vida mejor, que brutalmente les negó los años de la dictadura. Por eso estamos por el restablecimiento de los derechos sociales, los mismos que ha reconocido la OIT, convencidos que esta apuesta por la justicia no es contraria a las necesidades de la producción.

Creemos en una economía social de mercado, donde el hombre sea el que presida el pensamiento y la actividad económica y donde, como lo dijera Andrés Townsend en el hermoso preámbulo de la Constitución del Perú, sea la economía la que esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía. Creemos por ello que la iniciativa privada debe ser motor del desarrollo económico del país, pero que el Estado debe participar en aquellos sectores donde el esfuerzo particular no alcanza o no cumple con la obligación social de proveer a los ciudadanos de los servicios esenciales de buena calidad y a precios razonables para sus economías. Creemos por ello en el rol subsidiario y supletorio del Estado, que debe asumir tareas cuando la necesidad de la población lo haga indispensable. Creemos por ello que debe de haber tanta iniciativa particular como sea posible y tanto estado como sea indispensable. Creemos que el estado debe jugar un rol para evitar los abusos de los más fuertes. Creemos en que el Estado debe de promover la actividad económica para que los peruanos puedan encontrar mejores fuentes de empleo y alcanzar mejores niveles de vida con mejores salarios. Creemos en la disciplina fiscal. Creemos en una política responsable en materia monetaria. Creemos en que el mercado peruano constituye también un activo nacional que el Estado debe tratar como tal y evitar dilapidarlo como ha sucedido en los últimos años poniendo al industrial nacional a merced de los precios de dumping mientras en otros lugares, países más poderosos ayudan a sus exportadores a proyectarse hacia nuestros países. Creemos en un sistema financiero estable donde participe activamente el propio capital nacional para evitar la situación de desarme financiero en que se halla el país en este campo, en donde se ha invadido por bancos extranjeros la intermediación económica. Creemos en un estado auténticamente promotor de la actividad económica del país, especialmente en los campos de la agricultura, la investigación tecnológica, el transporte, las comunicaciones, la industria que pueda ser competitiva con la del resto del mundo, el turismo, la minería que se acompase con la protección del medio ambiente, el equilibrio ecológico y la convivencia armónica con los peruanos que viven desde siempre en esos sectores de nuestra patria.

Creemos en que el estado debe participar directa y activamente en los sectores de educación, salud, justicia y seguridad. En ellos debe de invertir prioritariamente sus recursos para garantizar el futuro de los peruanos.

Creemos en una urgente y profunda reforma del Estado, que lo aproxime y reconcilie con la sociedad, eliminando sus riesgos burocráticos y autoritarios que se han acumulado en el curso de la historia. En esta perspectiva la descentralización del país responde a las mejores aspiraciones del Perú provinciano que reclama participación en la toma de decisiones que le compete e interesan a la nación. FUERZA DEMOCRATICA está plenamente comprometida con la descentralización en tanto transformación democrática del Estado Peruano.

Creemos en la juventud y en su participación novedosa en todos los quehaceres de la vida nacional. Creemos que hay que abrir campo para que su inserción sea posible sin conflictos en todas las organizaciones de la sociedad. Los nuevos planteamientos pueden chocar con los viejos cartabones y ello puede llamar a disputa, por eso es necesario auspiciar una constante renovación que nosotros, auspiciaremos en el Partido.

Creemos en la necesaria integración de la mujer en la vida política del país. Líderes sociales en diversos campos, sostenedoras de una economía que hace agua para muchos de los seres humanos, su tenacidad, su esperanza para un nuevo Perú para sus hijos y para los hijos de sus amigos y conciudadanos, las hermana con nuestro anhelo de un Nuevo Perú para todos. 

Creemos en un país pluricultural, donde se respete la identidad de cada una de las etnias que habitan en nuestro territorio y donde se haga un esfuerzo serio para generar, en una síntesis creadora, un auténtico espíritu nacional en donde todos nos tomemos en cuenta, desarrollando lo común y respetando las diferencias que son las que le han dado color y esa diversidad a nuestra nación, tan reconocida en otros países y que nos permite tanto que mostrar en el mundo entero.

Creemos en que el Perú, integrante del sistema iberoamericano de naciones, forma parte de una región y de un bloque especial cuyas afinidades en todo campo deben potenciarse para poder afrontar sin ser avasallados el tema de la globalización que hoy sólo se quiere imponer en lo económico, desconociendo los demás puntos de la integración humana necesaria para el equilibrio de los pueblos y la vigencia de la libertad en el mundo. Creemos en la jurisdicción internacional en materia de derechos personales y de sanción a quienes atentan contra los valores fundamentales de la persona. Creemos en un nuevo pacto social internacional que garantice justicia para todos y no la hegemonía y la imposición del más poderoso.

Somos, pues, un partido de centro, que recoge las mejores tradiciones del Perú histórico, que se nutre de los valores ancestrales de nuestra historia, pero que se proyecta hacia el futuro con audacia en el pensamiento y en la metodología, en el credo y en la organización. No auspiciamos ni el inmovilismo conservador que auspician quienes han tenido más fortuna en el reparto social, ni en el desorden destructor con que pretenden rehacer la nación quienes no respetan los valores y los logros que como país hemos obtenido en el curso de la historia y que, aún con las dificultades del caso, nos sostiene como República, como unidad, como proyecto al futuro.

No somos un partido confrontacionista, porque en esas disputas muchas veces más adjetivas que sustanciales se lesiona el pacto de convivencia democrática. Expondremos siempre nuestras ideas y le pediremos al pueblo que sea el árbitro de las diferentes ópticas que tengamos con otras organizaciones que también aspiran a servir al Perú. No responderemos agravios con agravios. Somos un partido de concordia, de propuesta, de denuncia contra aquellos hechos que estimamos incorrectos para la vida nacional, pero también de alternativa.

Ese es nuestro credo democrático, ese es el que creemos que nos va a conducir como nación a ese NUEVO PERÚ PARA TODOS que es el que anhelamos desde nuestra lema auroral.

Nosotros, en FUERZA DEMOCRÁTICA, somos conscientes que el cómo es tan importante como el qué. Es por ello que nos proponemos hacer de nuestros equipos técnicos una de las fortalezas de nuestra organización. Llamamos por ello a quienes dentro de estos lineamientos quieran asumir esa responsabilidad que el país exige a muchos de sus hijos. Queremos cancelar el divorcio entre los científicos, los pensadores y los políticos. Queremos que haya un desarrollo conjunto en ambos sectores y que quienes tienen vocación por la vida política encuentren, viniendo desde el camino de la ciencia, un espacio amplio para una participación amplia y provechosa para el Perú.

FUERZA DEMOCRÁTICA es un partido moderno que trae muchísimas novedades en su propio sistema organizativo, que empatan lo que se predica para afuera con lo que se vive para adentro de los linderos partidarios.

Hemos diseñado, un partido que conjuga sus ideales con sus prácticas. Por ello, hemos decidido que la reelección no será posible en nuestra organización ni para el cargo de Presidente ni para el de Secretario General ni en ninguna de sus instancias, de dirección general como un testimonio de autenticidad entre el dicho y el hecho. Creemos que las organizaciones se anquilosan cuando no se renuevan, cuando se enquistan en su conducción personas a las que sólo la muerte o una grave enfermedad las retira de la conducción. La prohibición de la reelección asegura un constante flujo de cuadros dirigentes. 

El estatuto, por otro lado, garantiza que las ideas puedan ser permanentemente sometidas a debate, pero asegura a los peruanos que no habrá, bajo nuestras banderas, contrabando de planteamientos ajenos que se quieran aprovechar de la buena imagen que proyecte nuestro Partido.

También se ha establecido que los comités regionales, departamentales, provinciales y distritales, una vez alcanzada la madurez y la dimensión que el Estatuto exige, tengan una gran autonomía para designar sus candidaturas como consecuencia de elecciones internas en las que participen como postulantes quienes han militado en la vida partidaria, porque esa es la única manera de impedir un festival de arribistas que se encaraman en un partido y que luego, sin coincidencia con los principios ni con los cánones éticos del Partido, o gobiernan con corrupción o se dirigen a puertos que no fueron los que anunciaron al iniciar la travesía, cuando eran candidatos, produciendo así mayor desencanto aún con los partidos, a los que hay que rescatar de la baja estimación a la que han caído en la comunidad.

Se ha señalado que serán los propios comités los que, siguiendo las reglas que se fijan en el estatuto, decidan en caso de disputa quienes han de ser los candidatos que se inscriban en representación de nuestra colectividad política. De esta manera se ahuyenta la tentación de los dirigentes nacionales o departamentales de entrometerse en cualquier disputa y de desarrollar feudos o cacicazgos que van a contramano de la democracia que debe primar en las organizaciones partidarias.

Se les deja también la responsabilidad y la decisión a los comités locales para cuando estimen la necesidad de convocar a gente de allende el partido para postularlo a los cargos de representación, que lo hagan siempre que cuenten para ello con una mayoría calificada. Esta no será, como ha sido frecuente en la historia política del Perú, una decisión tomada desde la capital de la República sobre el presupuesto de una mejor calificación de los dirigentes que viven en Lima para poder decidir acerca de quienes pueden representar mejor al Partido y desarrollar una mejor tarea para el país.

Se ha imaginado una fórmula para impedir que el grupo que gane una elección interna desplace por completo al otro de su participación en la conducción del Partido. En FUERZA DEMOCRÁTICA deben de tener palabra y decisión, proporcionalmente a la militancia que representan, todas las tendencias. Por ello es que los comités ejecutivos nacional, provinciales o distritales, sean elegidos según las reglas de la cifra repartidora. 

Se ha señalado como obligación de los dirigentes partidarios la de concurrir periódicamente a las circunscripciones que están bajo su responsabilidad. Así, los secretarios nacionales deberán viajar, por lo menos, una vez por mes a un departamento y a tres provincias del mismo. Los secretarios de la capital departamental deberán hacerlo una vez al mes a una provincia y a tres distritos del mismo y así sucesivamente. La desconexión entre la base y la dirigencia es causa primera del divorcio entre pueblo y autoridades en la democracia y los partidos deben de esmerarse por combatir ese flagelo. Se ha señalado, en consecuencia con esta obligación, que es causal de separación del cargo la inconcurrencia reiterada al interior del país.

Nuestro partido, fiel a su huella, nutrida por las experiencias del Foro Democrático, apuesta firmemente a la capacitación de sus cuadros. Los partidos dejaron de ser referentes reales en el Perú cuando dejaron de ser también escuelas de democracia para convertirse en clubes electorales, donde lo único que importaba era ganar las elecciones, más allá de identificar un sistema, una ética, un estilo. La Academia Nacional de Política es una preocupación inicial y todos quienes quieran llegara a los cargos de dirección deberán pasar por ellas. De esa manera no sólo nos hermanaremos en la acción, sino compartiremos las mismas inquietudes y trabajaremos juntos en encontrar respuestas a las interrogantes que se abran. Así como ayer constituimos el Foro Universitario al que se incorporó lo mejor de la juventud que luchó contra la dictadura, en las calles, en las ágoras públicas, en las aulas universitaria, así hoy nos aprestamos a hacer de la Academia Nacional de Política de FUERZA DEMOCRÁTICA, el crisol donde se han de forjar nuevas generaciones de políticos peruanos.

La política no es una ocupación donde se puede llegar improvisadamente. Normalmente requiere de una buena preparación, la que no sólo se alcanza asistiendo a clases en las aulas, sino que se obtiene en el contacto diario con el peruano que anhela, que sufre, que goza, que espera, que vive el país con la intensidad de una irrepetible existencia.

El Perú ha pagado caro la improvisación. El reclamo por las nuevas caras en la política nacional debe de ir acompañado de un requerimiento previo de formación de esos mismos talentos novedosos. La dictadura nos enseñó que no todo lo nuevo es bueno. Allí apareció gente que nunca se formó para esta tarea, que fueron nada políticamente y luego de la huída del sátrapa han vuelto a lo que fueron, a la nada. Eso no debe pasar en los partidos del sistema democrático. Quien crece no debe estar inflado como una pompa de jabón. Debe de estar sostenido por el saber y por el carácter desarrollado en la vida partidaria. La democracia no puede asumir el riego de esa improvisación. Nosotros, en todo caso, no contribuiremos a ella.

Todo esto que hoy hemos forjado provisionalmente, será refrendado con carácter definitivo o modificado por parte de quienes integran el Partido, en el Primer Congreso Nacional que se llevará a cabo los días 30 de abril, 1 y 2 de mayo del 2003 y cuya organización se le ha encargado a nuestro compañero Walter Cuestas. Estoy seguro que ese evento nos va a delinear, de manera más nítida aún, esta propuesta nacional que no se limita a Lima.

Como testimonio de esta voluntad de organización nacional, hemos querido iniciar nuestra tarea con dirigentes de los 24 departamentos y la provincia constitucional del Callao y la próxima semana, el martes 16, a las 11:30 de la mañana, en cada uno de los departamentos, se presentará el Partido. 

La democracia, recién recuperada, pasa, sin embargo, por un momento de prueba. La improvisación que siguió a la caída de la autocracia y la manera como se le quiso dar visos de normalidad a la legislación que ese régimen produjo y de honestidad a los actores que se prestaron para destrozar al Perú en sus raíces éticas, es, a nuestro criterio, la causa de las dificultades que estamos atravesando. 

Pedimos en ese momento, con humildad, que se alargara el período de la transición, que se diera tiempo para que las organizaciones políticas pudieran recomponerse de la debacle en que se sumieron durante esos diez años de oprobio institucional. Los apurados por llegar al poder no hicieron caso. Prometieron cuanto pudieron, de una y otra tienda, para que el imaginario popular los llevara a un gobierno donde no iban a poder cumplir lo que proponían.

Hoy, sigue faltando transparencia en los actos de gobierno. No se entregan los documentos que los ciudadanos piden para poder analizar la corrección de los actos de los gobernantes. La representación, en un país tan heterogéneo como el nuestro, se hace más difícil porque la mayor parte de las formaciones políticas que se reunieron apresuradamente para las elecciones, son también conglomerados, de personas que aspiraban a participar en el gobierno de la Nación, sin una amalgama que hiciera coherente sus actitudes.

Los principales problemas de la ciudadanía no han encontrado aún respuesta, y aunque todavía puede ser prematuro para pedir resultados muy concretos, sí se puede exigir, por lo menos, la existencia de una tendencia que no se percibe. La democracia ha de ser eficaz y ese es el reto de este y de cualquier gobierno. La mejora económica para los habitantes, el aumento del trabajo, la seguridad ciudadana, no han visto coronadas metas ni siquiera parciales. Urgimos al gobierno para que acometa esas tareas dentro de un espíritu democrático.

Demandamos que el régimen cese de pretender endilgarnos una "reforma constitucional" como asumiendo que la de Fujimori fuera válida y mereciera ser el pie para un cambio que requiere de una participación mucho más activa de la ciudadanía. No pueden pretender dictar la norma fundamental quienes forman parte del poder constituido. Esto lo han dicho no sólo políticos que no se han avenido a ese acuerdo expropiatorio de una decisión que más que ninguna tiene que contar con un gran debate popular previo, sino también juristas de respetabilísima trayectoria. Nuestro Partido no consentirá con esta pretensión y buscará que ese debate se haga a través de una Asamblea Constituyente donde los elegidos lo sean luego de haber expuesto al país acerca de sus ideas sobre los diversos temas para poder así encarnar esas posiciones que tienen que ser expresas. Hoy, la urgencia de la coyuntura para quienes participan en el proceso político los hace perder la perspectiva de largo plazo que es esencial para redactar un documento de estas características.

Al iniciar nuestro trabajo en el escenario público queremos proponer, más allá del Acuerdo Nacional que saludamos y consideramos uno de los aciertos del régimen y del empeño de su Premier, la confección de un Proyecto Nacional que fije las metas de largo plazo en las que el Perú debe de embarcarse, más allá de toda disputa. Nosotros presentaremos un primer proyecto a más tardar en el mes de septiembre, tarea cuya conducción hemos encargado Fernando Espinoza, nuestro Secretario General de Plan de Gobierno. 

Quiero agradecer, como Presidente del Partido, a los militantes de todo el país que ayudaron en el esfuerzo de recolección de firmas. Quiero agradecer en nombre de Flor ....... , el esfuerzo desplegado por todos y cada uno de ellos, pero especialmente debemos dar las gracias a los compañeros Víctor Sánchez, Luis Villanueva, Alberto Franco, Jorge Liñán, Napoleón y Walter Becerra y Jeanette Fuentes por el empeño que pusieron para que se completara este esfuerzo con éxito.

Quiero agradecer también a los amigos que nos ayudaron con su aporte económico a que se pudieran llevar adelante todas estas cruzadas y todo este trabajo cuyos resultados hoy les presentamos. Sin su apoyo esto tampoco hubiera sido posible y el dinero bien ganado, cuando es entregado a una causa noble, dignifica a quien desde otra vocación concreta, tiene siempre por delante el Perú y su fortalecimiento institucional como destino. Especialmente quiero agradecer a Ramón Ponce de León un demócrata formidable. Una persona que abrazó su causa de justicia social y la vivió a plenitud durante su fecunda existencia. Ramón nos ayudó desde un primer momento y queremos decirle que sus amigos no lo hemos olvidado y que su figura y su ejemplo nos acompañará y presidirá muchos de nuestros actos partidarios.

Quiero, finalmente, agradecer a los peruanos y peruanas que nos han apoyado con su firma. Que han confiado en nosotros y que nos exigen estar presentes en la vida política nacional. Estaremos a la altura del reto que ello significa.

Cuando con Ángel Delgado imaginamos inicialmente FUERZA DEMOCRÁTICA, pensamos que este camino iba a ser largo y complicado, pero nos decidimos a acometerlo. Hoy, con otros firmantes del acta de 29 de mayo de 1999, como Henry Vásquez, Tania Díaz, Alfredo Palacios, Teódulo Quispe y muchos más que no desmayaron en el empeño, podemos decir tarea cumplida, pero a la vez, podemos percibir el nuevo reto, el inmenso reto de participar con acierto en la vida política nacional.

Engendrados como partido en los combates contra la dictadura, no heredamos un partido: lo hemos construido para que pueda significar esos ideales y esa ilusión forjada por hacer realidad en el Perú el sistema digno que la democracia encarna. 

Tenemos, seguramente, mil defectos, pero creemos haber contribuido durante esta etapa difícil a sostener y a recuperar la democracia y podemos garantizar con nuestra conducta, la firme defensa de los ideales y de los principios que pregonamos y que no se marchitaron durante todo este tiempo.

Con nosotros, la democracia será fuerte para asentar las libertades y fuerte para defenderla en caso de una nueva situación de necesidad que, sin embargo, esperamos no se vuelva a repetir.

Los peruanos pueden confiar en que nosotros no negaremos la democracia como sistema, pueden estar seguros que no nos lavaremos la mano ni miraremos hacia otro lado cuando haya injusticia, que no encubriremos los actos de corrupción que se presenten en el país. Pueden estar seguros que lucharemos con toda la fuerza de nuestra fe para mover las montañas del egoísmo y de la intolerancia en nuestro país. 

Uds. amigos de provincias, vayan por todo el país y no olviden que nuestra conducta sea tal que los demás se convenzan a nuestra organización por lo que hacemos más que por lo que decimos, recordando siempre ese viejo dicho que la palabra convence y el ejemplo arrastra.

Que Dios nos de fuerza para cumplir este cometido, que el ejemplo de nuestros héroes republicanos y los precursores de este, nuestro país, nos aliente siempre y nos ayude a superar cualquier desesperanza temporal.

¡VIVA EL PERÚ!.


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